Dentro de un par de meses, el 24 de enero
próximo, se cumplirán 48 años del fallecimiento en un trágico accidente de
tráfico de Andrés Morejón. Andrés fue el
primer ciudadano español fallecido en Canberra.
El pasado jueves 21 de noviembre dijimos adiós
a otro querido miembro de la comunidad, Antonio Montañéz. Antonio, gaditano de pura cepa, se despidió
de su querida Línea de la Concepción, la tierra que lo vio nacer, el domingo 17
de noviembre rodeado de su familia.
Entre Andrés y Antonio, esas dos vidas, esas
dos muertes, una inesperada y demasiado prematura la otra ya casi en el
crepúsculo de una vida, hemos dicho adiós a muchos miembros de la comunidad,
seres queridos, abuelos/as, padres, madres, hijos/as, hermanos/as, amigos/as o
simplemente personas a las que hemos conocido solamente de paso. Y también, entre el adiós a Andrés y a
Antonio hemos sido actores y testigos de una gran historia, la de nuestra
comunidad. Una historia que pide ser
narrada, comentada, mantenida en nuestros pensamientos sin dejarla pasar al
olvido, en nuestros corazones, una
historia siempre presente en nosotros, en lo que representaron los protagonistas, en esta ciudad que nos acogió y nos facilitó
el escenario dentro del que viene transcurriendo y desarrollándose la historia
de todos nosotros.
La trágica e inesperada muerte de Andrés en
enero del 1966, dejando atrás a una joven viuda y tres hijos muy pequeños,
galvanizó a nuestra comunidad en un admirable y muy digno gesto de solidaridad y
de ayuda para mitigar el desamparo de esa madre y sus hijos; un proceso que vino
a unir aún más a la, entonces naciente, comunidad y que llevó a
la fundación del Club Hispano Australiano de Canberra y, eventualmente, a la
construcción del edificio del club a principio de los años setenta.
¡Quién no recuerda la
euforia de los años 70s, 80s, 90s y principios del dos mil en el club! La construcción del restaurante, la sala de
la tercera edad, la sala de juegos, el Chiringuito, en fin todo lo que se hizo
para mejorar nuestra convivencia y enriquecer el club y ofrecer más y mejores
servicios a la comunidad y socios. Aún
podemos recordar aquellos momentos vividos tan especiales como el campeonato de
ajedrez “Torneo Todagres” en mayo del 86 que reunió en el club a importantes ajedrecistas,
no solamente de Australia, pero también de muchos otros países. Sin olvidar otros momentos tan nuestros, tan
entrañables, como el vivir el titular en el Canberra Times proclamando al Club
Español como “Club of the Week” en octubre del 78. O las alegres fiestas a principio de los 70s
en el Hughes Community Centre y el Griffin Centre.
Desgraciadamente toda esa euforia es ya parte
del pasado. El presente nos muestra una
situación muy diferente. El club abre
solamente unas pocas de horas los sábados y domingos por la tarde y parece que
acude muy poca gente. Razonablemente, la comunidad, la primera
generación, la que construyó el club aunque no le falte la ilusión
y el ánimo, ya se encuentra muy mayor y casi sin energías para salir de
casa. El club necesita reinventarse
tomando muy en cuenta los pilares fundamentales ya construidos y que vuelva a llenarse con el ruido y
jolgorio de la segunda, tercera e inclusive cuarta generación.
El Consejo de Residentes Españoles (CRE) de
Canberra propone a la comunidad reunirnos en el club en una ceremonia
recordatoria de los buenos y malos momentos pasados y vividos por la comunidad. Una reunión que sirva para conmemorar los
logros conseguidos por nuestra comunidad, que no son pocos. Una reunión que sirva, dentro de nuestras
posibilidades, para infundir ánimo e interés
por parte de cada uno de nosotros en los asuntos de la comunidad y que sirva
también para volver a avivar el club, como centro de la comunidad.
Y que mejor forma de hacerlo que homenajeando
a la tercera edad de nuestra comunidad celebrando una gran función de agradecimiento
a ese colectivo.
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